
El corazón a veces para de latir. Adriana Lisboa
Si a tu ventana llega una paloma,
trátala con cariño que es mi persona.
La vida da muchas vueltas. Una metáfora que repetimos para intentar aliviar esa condición inherente a la existencia que es la incertidumbre. Y si esas vueltas navegan las olas de asfalto sobre una patineta, pues el mundo comienza a mirarse a través de los ojos de un adolescente que acaba de cumplir 15 años el mismo día que pierde una amistad proyectada en el futuro como un gran edificio.
No todas las familias son perfectas. No todos los padres son amorosos. No todos los hijos abren sus puertas con facilidad. Y esas puertas suelen volverse más grandes y pesadas durante la adolescencia. Pero siempre hay llaves suaves y dulces para esas cerraduras. Una llave que es Paloma y es el primer amor. Una llave-mujer de esas que son capaces de detener el corazón en un instante.
Con esta imagen construye la autora brasileña Adriana Lisboa su novela El corazón a veces para de latir, publicada por Loqueleo/Santillana. A veces la vida va muy deprisa, agitando nuestros días con el ritmo vertiginoso de las grandes autopistas. Pero esta novela está escrita con el ritmo de quien disfruta dar paseos en autobuses para viajar hasta el mar, esa pecera gigante que jamás se derrama. Un ritmo íntimo y profundo, como el de un adolescente que disfruta escuchar música y levantarse temprano para ver el amanecer.
Son muchas las razones que pueden hacer que un corazón pare de latir. Pero hay una definitiva: la muerte. Y no es cómoda esa palabra, pero tarde o temprano todos deben aprender a pronunciarla en voz alta. Esta novela es una hermosa compañía para que ese primer acercamiento a la palabra sea más ligero, como las olas cuando el mar respira tranquilo.